Como ya he comentado en alguna ocasión, siempre que es posible, prefiero inclinarme por los productos locales. Preferiblemente, de tiendas que mantienen los precios todo el año. Y, por supuesto, me mantengo lejos de las cadenas de moda rápida.
Para mí, esto tiene sentido porque suelen ser tiendas que evitan una sobreproducción (de ahí que no tengan rebajas), lo que reduce significativamente las ingentes cantidades de residuos generados. Además, los productos no necesitan recorrer grandes distancias para llegar a mis manos.
Una de las alternativas para combatir la producción masiva podría ser el calzado a medida. Algo que me ha fascinado. Este par de zapatillas que tengo en mi poder ha sido confeccionado especialmente para mí. Y no sólo eso: las he diseñado yo mismo. Por primera vez, pruebo Hockerty.
¿Qué es Hockerty?
Diseñar tus propias zapatillas puede no tener mucho sentido si te sientes cómodo con las clásicas Air Force 1 que lleva todo el mundo. No pretendo ser pretencioso (ya hablaremos de precios), pero salvo que las fabriques tú mismo con tus propias manos, este proceso te permite conocer perfectamente lo que llevas puesto. No solo eliges los materiales y el diseño más cómodo para tus pies, sino que además decides cada detalle, sin que una marca o tendencia lo haga por ti. Y, por supuesto, no hay logos estridentes.
Hockerty ofrece todo esto y más. No se limita al calzado, también confecciona ropa a medida como trajes, abrigos, camisas e, incluso, vaqueros y polos. Aunque las tallas estándar puedan quedarte bien, sin duda, nada te sentará mejor que lo hecho a medida. Si has probado las camisetas de Son of a tailor, sabrás exactamente de lo que hablo.
Diseñando mis propias zapatillas
Aunque ya había probado con Tallsem, en este caso puedo ir un paso más allá y he confeccionado las zapatillas desde cero. Escogí los materiales, la suela, el color y, por supuesto, el diseño. Aunque suene complejo, el proceso muy sencillo y, tras dos semanas de espera, he recibido mi creación.
Me inspiré en las míticas Antorcha, de la firma española J'Hayber, seleccionando el modelo Boston, completamente en piel blanca, con puntera y talón en serraje gris. La suela y los cordones también son blancos.
La parte final del proceso es seleccionar la talla, que puede parecer complicado sin un
medidor de pies. Sin embargo, siguiendo las instrucciones de Hockerty, basta una regla, lápiz y papel para medir el largo y ancho del pie. Con esos datos, se calcula la talla y el resultado fue exacto.
Tras dos semanas de espera, llegaron mis primeras zapatillas diseñadas por mí. Y la experiencia, debo reconocerlo, superó mis expectativas.
¿Cómo son las zapatillas de Hockerty?
Como mencioné, las zapatillas están fabricadas artesanalmente en España y su calidad es excelente. Son muy similares a las Tallsem: hechas en piel, con suela es de goma cosida y costuras impecables. Sin hilos sueltos ni restos de pegamento.
La talla es perfecta, aunque la primera vez necesité un calzador. Con el uso diario, esto dejó de ser necesario. Son cómodas gracias a la
plantilla Ortholite y, aunque no están diseñadas para deporte, he caminado mucho con ellas sin molestias. Además, apenas presentan arrugas en la piel aunque, y eso lo hago con todo mi calzado, las guardo siempre con
hormas. En este caso concreto he utilizado las de cedro que comercializa
Bexley.
Las probé en suelo mojado, sobre el empedrado de la zona histórica de
Santiago de Compostela. Aunque no son el calzado ideal para días húmedos, la suela respondió bien. También resultaron cómodas para conducir, sin resbalones en los pedales, algo que no puedo decir de otros modelos. Por ejemplo, las
Hackett Icon.
Por poner algún "pero", los cordones son algo largos para mi gusto. Además, eché en falta la bolsa de algodón que incluyen otras marcas como Tallsem o Panama Jack. Es un detalle muy útil para viajes, ya que las suelas no entran en contacto con la ropa limpia.
¿Merecen la pena?
Con un precio que parte de los
129 euros, la respuesta es clara: sí, rotundamente. Al compararlas con modelos similares, su relación calidad-precio es sobresaliente. Por ejemplo, las
Nike Air Force 1, pese a su cámara de aire, son menos cómodas y su piel es de menor calidad. Las Veja o las
Adidas Stan Smith tampoco superan a las Hockerty, y su precio es similar.
Sus competidores directos serían Tallsem, que también
permite personalización pagando un suplemento, y marcas como Wonders,
Hussars, Asphalte, Novesta, Bexley, Mu o Hackett. Todas tienen modelos, de fabricación local, de gran calidad. Pero son zapatillas que no están hechas exclusivamente para ti.
Finalmente, marcas de semilujo como Golden Goose, Common Projects o Axel Arigato doblan el precio de Hockerty. En algunos casos, el sobreprecio está más vinculado al prestigio de la marca que a la calidad del producto.
Personalmente, junto con las zapatillas de Tallsem, me parecen una excelente inversión. En el caso de Hockerty, se añade el plus de la exclusividad. Son zapatillas únicas que puedes personalizar al máximo, incluso, con tus iniciales.